martes, 4 de marzo de 2008

Esfuerzo en balde


Es ingente la cantidad de personas que intentan influenciar, para bien, cambios sociales y políticos relacionados con la I+D, en definitiva el cambio de modelo económico que tan en boga está. Son incontables las horas que multitud de personas han dedicado para catalizar este proceso, con resultados infructuosos. Hablando con cargos políticos de cierto calado, tras tomarse una par de vinos de más, te queda la sensación de que dentro de la misma trainera unos reman para un lado y otros para otro, consiguiendo cargarse el proceso.

Por suerte sigue habiendo gente infatigable al desaliento. Leía a Luis Rull comentar un artículo firmado por su padre, el catedrático, que nos da en primera persona otro ejemplo de esfuerzos mal aprovechados. Reúnes varios días a 120 científicos para que te elaboren un informe de acción sobre I+D para luego guardarlo en un cajón ¿cuántas ocasiones habrá ocurrido esta escena? ¿en cuántas Universidades se habrán reunido distintos científicos? ¿en cuántas consejerías de educación?¿ para cuántos ministerios se habrán hecho informes? ¿cómo se puede admitir tanto esfuerzo ninguneado?
Pues nada, aquí os dejo otro ejemplo de esfuerzo en balde:

I+D+I, Otra oportunidad perdida.

Crear conocimiento, aplicarlo en algo útil y poder generar riqueza con él son algunos de los objetivos que las Administraciones deben tomarse en serio si se preocupan por el bienestar futuro de sus ciudadanos. El sistema denominado Investigación + Desarrollo + Innovación (I+D+i) hace, grosso modo, eso. Dada la estructura estatal española, las administraciones autonómicas tienen un papel crucial en la consecución de esos objetivos.

Mi opinión es que la Junta de Andalucía no realiza bien esta “fundamental tarea” a pesar de haber oído las alarmas sobre su mala gestión y de haber tenido a su disposición los diagnósticos y las soluciones. ¿Razones? No se me ocurren otras que la desidia o la cobardía.

En Enero de 2004 altos cargos de la Junta recibieron un informe en el que se enumeraban algunas de las debilidades del sistema andaluz de I+D+i: la baja inversión en comparación con España y con otras comunidades autónomas, la escasez de recursos humanos, la ausencia de una masa crítica en áreas importantes, la concentración excesiva del gasto público, las diferencias importantes entre grupos y áreas de conocimiento para realizar investigación de calidad y la escasa capacidad de investigación e innovación en las empresas.

No todo era negativo en ese informe. Se destacaban algunas fortalezas que permitían vislumbrar un horizonte con esperanza si se tomaban algunas medidas. Había con lo que trabajar para arreglar la situación. Se evidenciaba que una parte de la comunidad científica era muy activa y competitiva en las exigentes convocatorias de financiación nacionales y europeas. Otro hecho relevante es que ese grupo de investigadores activos producía buena Ciencia, comparable con la de los mejores.

El informe sobre la realidad del sistema de I+D+i en Andalucía fue un encargo del Prof. Francisco Gracia, entonces Secretario General de Universidades e Investigación de la Junta de Andalucía y fue coordinado por el Instituto de Estudios Sociales de Andalucía (IESA).

Muchos investigadores, entre los que estaba quien esto escribe, trabajaron mucho y con mucha ilusión en lo que se creía una sincera intención del poder político de mejorar las cosas. En un ejemplo de lo que debería ser el protagonismo de la sociedad civil en la definición de políticas concretas, se convocaron a más de 120 expertos, agrupados en 13 comisiones por disciplinas científicas. El equipo coordinador del IESA, dirigido por el Prof. Pérez Yruela, elaboró el documento que fue presentado a la Consejería de Educación y Ciencia.

Nada más se supo de aquello. Después de más de cuatro años todo sigue igual. Aunque se ha progresado algo en términos absolutos, Andalucía sigue sin alcanzar la media de España y la distancia con las comunidades más ricas se acrecienta. La comparación con la mayoría de los miembros de la Unión Europea es tan dolorosa que la vergüenza impide reseñarla.

¿Las conclusiones de aquel Documento elaborado durante el otoño de 2003 fueron equivocadas? ¿Fueron las recomendaciones y sugerencias desacertadas? Nunca lo sabremos. Aquellas medidas recomendadas por la comunidad científica no se hicieron realidad. Desconocemos qué hubiera ocurrido si el Gobierno de Andalucía que presidía, y preside, el sr. Chaves hubiera decidido hacerlas suyas.

Nos vamos a quedar sin saber qué hubiera pasado si, por ejemplo, los procesos de evaluación se hubieran realizado de forma transparente, haciendo públicos los criterios y resultados de los mismos, tanto de evaluaciones personales como de grupos o de institutos de investigación. Recuerdo bien una medida concreta sobre la importancia de que una parte de los evaluadores seleccionados fueran ajenos al sistema andaluz de I+D+i. Se trataba, simplemente, de evitar conflictos de intereses y venta de favores.

Nunca sabremos cómo estaríamos si se hubiera avanzado en el establecimiento de líneas prioritarias de interés manifiesto para las empresas, con la creación de centros mixtos entre universidades y empresas capaces de asumir proyectos de investigación sin limitaciones y de formar científicos y tecnólogos para su integración en el sistema productivo.

Es imposible estimar cuál sería nuestra situación si se hubieran realizado evaluaciones externas del rendimiento científico de todos los centros de investigación en Andalucía y se hubiera abordado un proceso de reorganización de acuerdo con esas conclusiones, incluyendo, si fuera necesario, el cierre de algunos.

Ha sido otra oportunidad perdida: ¡Van tantas en Andalucía!

Da la impresión de que estamos ante un Gobierno con un grupo de gestores agotado, que es incapaz de hacer políticas con el vigor necesario. Cuando tienen buenas ideas, cuando son capaces de entender la importancia de la sociedad civil en el progreso, prefieren dejarse llevar por la inercia de lo hecho hasta ahora, como si pensaran que si no cambia nada, no van a tener problemas. Políticas conservadoras stricto sensu.

Después de tantos años y tanto dinero invertido procedente de fondos autonómicos, nacionales y FEDER, no se ha conseguido avanzar lo suficiente. Sólo nos queda la iniciativa, la ilusión y el sacrificio de grupos de investigación que no se resignan y que trabajan “a pesar del gobierno”. Y mi impresión es que el número de estos “resistentes” no hace más que descender.

En políticas científicas los investigadores vemos con demasiada frecuencia que en las universidades y centros de investigación sólo se consigue prosperar personalmente con dos estrategias: o dedicándose a la política, de tal forma que cuando vuelves te “premian” con un Instituto de Investigación ad hoc, o apuntándose a alguna “moda científica” en la que los profesionales de la política vean algún rédito electoral. Olvidan comprobar si el historial internacional de publicaciones es alto y concordante con la investigación propuesta, o la importancia estratégica que la comunidad científica ve en esas áreas de investigación. El poder político sabe mejor a quién dar recursos. Algunos ejemplos tales como el cambio climático o las células madre embrionarias son elocuentes. Son áreas en las que, independientemente del currículum investigador que se posea, se obtiene financiación especial. Se puede incluso lograr, con algo de suerte, un ministerio como premio.

Luis F. Rull
Catedrático de Física Teórica
Universidad de Sevilla



Pues nada, España, como siempre, tierra de Sísifos investigadores.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sigo diciendo que hay algo que hasta que no se corrija no se podrá despegar en calidad de investigación, que es la endogamia en las universidades, sí, las "plazas comprometidas", las que tienen nombre cuando salen o las que siguen la filosofía absurda de la antigüedad. Una plaza no debe ser para el que más tiempo lleva esperándola o para la niña que le cae bien al jefe (o su sobrina), debe ser para el mejor. Las plazas comprometidas o por antigüedad hacen perder una competitividad increíble, hasta el punto de que precisamente hay gente a la que le inflan el currículum para que "legalmente" se la puedan conceder, ¿el resultado? lo que estamos consiguiendo es no poner en ese puesto una persona capacitada que podría hacer investigación de calidad, sino una persona que no tendrá capacidad para investigar ni formar nuevos investigadores, y así vuelve a empezar el ciclo. No tenemos sentido de la calidad ni de la competitividad, pero esto empieza en los departamentos, así que mi primera propuesta: fuera las plazas comprometidas, fuera sistema de antigüedad. Buenas noches y buena suerte ;-)

Roke Iñaki Oruezabal dijo...

La endogamia es inevitable a menos que se generen oportunidades para doctores.
Me explico, las unidades docentes/investigadoras invitablemente van a valorar otras características de sus candidatos más allá de la mera investigación, y en principio no les van a soltar a un sector privado que no valora en absoluto el doctorado, no van a soltarles un mundo que les rechaza y les ningunea. Si se generasen oportunidades satisfactorias en el ámbito privado el cortar el cordón umbilical al candidato propio no sería un trauma. Empezarían a entrar otras variables en la ecuación que, en mi opinión, acabarían con la endogamia. Como ejemplo otros países.
La diversidad de oportunidades permitiría acabar con el mirarse el ombligo.
Pero actualmente no las hay, los beneficios record de las empresas no se dirigen al valor añadido del capital humano o tecnológico, ni tampoco se dirigen al conocimiento. Se dirigen a los bolsillos de una plutocracia ignorante.

Anónimo dijo...

Me gusta, si, me gusta tu blog. Buenos contenido.

En mi uni, he buscado a todos los profes que me dan clase y ninguna tiene blog, ni página donde escriba ni nada...

Un saludo

Roke Iñaki Oruezabal dijo...

Bienvenido quedas Pedro. Al resto, señalar que Pedro en su blog trata algunos temas comunes a lo que aquí se suele tratar, así que invitadísimo quedas a participar Pedro.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con tu argumento: si hubiese más oportunidades para doctores, habría menos endogamia. De hecho, es la causa de la mayoría de endogamias que conozco.

Ahora bien, cuantas más medidas pongamos por todas las partes, mejor, ¿no? Por ejemplo: ¿Para qué necesita esforzarse una persona que tiene una plaza comprometida? ¿Qué pasa cuando en un grupo el jefe decide que para consolidar a quien él quiere todos tenemos que trabajar para él (poniendo su nombre en publicaciones, "que ya te lo devolverá", etc...)? ¿Qué incentivo tiene a hacer las cosas bien el que ve todo esto? ¿No es todo esto peor para el sistema? Ya sé que , afortunadamente, no es así en todos los sitios.

La verdad (como ya os imagináis) es que esta queja es algo autobiográfica, pero creo que muchos saben de qué estoy hablando.

Más oportunidades para doctores, sí. Oponernos a esto, también.

Felicidades por el blog!