martes, 1 de marzo de 2011

De chiripa


Leía por ahí:


"Ernest Rutherford, el descubridor del núcleo atómico, una tarde hacía algo que hoy nos parecería insólito: fumar en el laboratorio. Estudiaba la variación de la conductividad eléctrica de los gases al excitarlos la radiactividad. Suponía, con razón, que las radiaciones ionizantes, un fenómeno recién descubierto, tendrían que alterar las propiedades de las moléculas que forman los gases. Aburrido, porque no le salía lo que esperaba, a Rutherford no se le ocurrió otra cosa que encender un cigarrillo y largarle el humo de la primera calada al dispositivo que tenía montado para estudiar aquello. Seguro que lo hizo un tanto displicentemente si no despectivo. Ocurrió algo que lo dejó perplejo: el humo del tabaco cambió drásticamente la conductividad del aire y el electrómetro (así se llamaban entonces los amperímetros) que tenía conectado enloqueció.

El asunto le hizo gracia y lo repitió ante sus discípulos. Tras celebrar el asunto, Rutherford cayó en un mutismo al que estuvieron atentos sus jóvenes colaboradores. Cuando habló, les dijo que aquello invitaba a desarrollar un detector de incendios, así que todos manos a la obra. Cuando el lector vea en los techos de centros de trabajo o recintos públicos el pequeño dispositivo con su lucecita roja que detecta el humo de un posible incendio, que sepa que dentro tiene una fuente radiactiva y que eso se inventó hace casi un siglo.

La moraleja de la anécdota es doble. Por una parte, Rutherford encontró una aplicación investigando algo básico, o sea, movido exclusivamente por el aliciente de la curiosidad. Si a un responsable de la seguridad ciudadana de la época se le hubiera ocurrido convocar un concurso de ideas para la prevención y alerta de incendios, posiblemente a nadie se le hubiera ocurrido usar la misteriosa radiactividad para eso. Por otra parte, es de notar el papel que tuvo lo que hoy día se llama serendipia, palabra que no admite la RAE pero que lo hará. Se podría traducir por chiripa o casualidad, pero en realidad es el hallazgo inesperado cuando se busca otra cosa. La palabra viene de un cuento persa referido a unos príncipes de Serendip, que es la traducción fonética de Ceilán o Sri Lanka. Los príncipes se pasaban la vida descubriendo cosas insólitas gracias a su sagacidad y la suerte.

La historia de la ciencia está plagada de descubrimientos inesperados de los que hay que tomar nota de que a sus descubridores siempre les pilló trabajando, y que la ciencia dirigida y planificada ha dado una mínima parte de los frutos que ha ofrecido la investigación cuyo único motor ha sido el saber por el saber. Por cierto, 11 discípulos de Rutherford recibieron el premio Nobel de Física, y el que le dieron a él fue el de Química."


Resulta sorprendente cómo la casualidad maneja nuestras vidas, la parte afectiva, la emocional, la laboral o casi cualquiera, y es que el azar está en casi todo lo que tenemos alrededor, en cada uno de los encuentros o encontronazos. Pero detrás del azar en ciencia es cierto que hay una componente de conocimiento e interpretación.

Siempre me han llamado la atención los paleontólogos (algún amigo espero que no se me enfade), puede que haya 1000 paleontólogos con una base científica buenísima y con una capacidad de hacer análisis e hipótesis bárbaros, pero sólo uno o dos tendrán la suerte de encontrar un yacimiento espectacular.

En cualquier caso, anima el pensar que hay gente que de encuentros fortuitos obtiene resultados bárbaros o que gente de ciencia "básica" busque la aplicación al mundo real de forma inmediata.

Es curioso el tema de la fortuna y la capacidad. Me surge una pregunta sobre qué influyó más...¿era Rutherford tan bueno seleccionando a sus discípulos que 11 fueron Premios Nobel? ¿o sus discípulos tuvieron la fortuna inmensa de terminar en el mejor laboratorio del momento? ¿qué influyó más?

Lo que me queda claro es que hay que poner una base sólida para que la fortuna nos sonría, porque si no...no la reconoces. Es la de la foto.

4 comentarios:

Ángel M. Felicísimo dijo...

Yo en esto tengo claro que si te viene la inspiración es que estás trabajando y que, además, las buenas ideas surgen apoyadas en un sólido conocimiento previo. Es lo que diferencia a un genio de un "cranck".

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Causalidad (en su más amplia definición) más que casualidad. Un saludo.

Roke Iñaki Oruezabal dijo...

Bastante de acuerdo aunque no del todo...