Erre que erre con la ciencia

Todo el mundo dice lo bonita que es y lo que se avanza gracias a ella. Con informes nos cuentan lo importante que resulta para la competitividad económica, el Rey señala a los investigadores como ejemplo y estímulo para los jóvenes, mientras los propios jóvenes investigadores dicen que no tienen futuro y los Rectores les hacen mil promesas que nunca cumplen. Pero no por ello desistimos en el empeño de mejorar la situación cual Sísifo, el Jueves vino el Secretario General de Política Científica del MEC el Dr. Francisco Marcellán a la UAM y estuvimos charlando con él, como en ocasión anterior.
Básicamente vino a exponer el Plan Nacional de I+D+i 2008-2011, del que ya habíamos hecho algún comentario.
De los apuntes que tomé de su charla destacaré el tema del fracaso doctoral (sobre el 90%), los problemas de gestión de convocatorias múltiples(con retrasos de decenas de meses) y las expectativas puestas.

Las expectativas puestas me generaban inquietud por su irrealidad, en el año 2005 el número de tesis doctorales leídas fue de 8176 y aspiran a que sean 10500 en 2011 aunque admiten que su absorción laboral es muy complicada y sólo sería asumible con una fortísima implicación empresarial (¿2000 doctores-taxistas para 2011?).
Para 2011 también, se pretende conseguir una dedicación a I+D de 2.2% del PIB nacional con la aportación presupuestaria al Plan Nacional incrementándose un 16% por año, le pregunté cómo se iba a conseguir si con incrementos anuales del 25% nos habíamos quedado plantificados en un 1.2%, pero a esta cuestión no me contestó.
Presentó por encima las convocatorias de Recursos Humanos del MEC y asumió que tanto su gestión como la de las convocatorias de proyectos eran un punto negro importante y que en cierta manera pretendían solventarlo con una especie de Ventanilla Única para los proyectos y sin concretar demasiado para los recursos humanos. A este respecto señaló que lo que se debería alcanzar es que en la fase predoctoral los doctorandos estuviesen contratados por sus centros, abogando por una coordinación de la gestión de recursos con las Comunidades Autónomas, habló en términos de trayectoria científica y no de carrera científica.
Le pregunté también la razón de la permanencia de una Ley de Ciencia de 1986 cuando todo el panorama científico ha cambiado tanto, reconoció la problemática e insinuó que se pretende su reforma. Le cuestioné para que profundizase sobre la nueva figura del Gestor de I+D que se pretende instaurar pero no comentó nada crucial. También procuré inquirir sobre los problemas de gestión de las convocatorias de recursos humanos, lo que asumió entonando el mea culpa sin solución concreta. Hablando con él al final del evento se mostró dispuesto a reunirse con colectivos de Jóvenes Investigadores.
Lo que personalmente más destacaría del evento es que, tal y como se colige de la lectura del propio plan nacional, es condición sine qua non la participación de toda la sociedad y más en concreto de la sociedad empresarial para la consecución de los objetivos propuestos, una sociedad y una economía radicada en el Conocimiento. A día de hoy una utopía, vamos.